Quienes tienen responsabilidad en empresas u organizaciones se han visto enfrentados en las últimas semanas a una situación compleja, que los ha llevado a caminos nunca antes transitados, y están teniendo que tomar decisiones complicadas y actuar casi de inmediato. ¿Qué tan importantes y decisivas son estas decisiones y acciones para el éxito futuro, e incluso para la subsistencia de sus empresas u organizaciones?
Muchos tildan la pandemia como una desgracia y una calamidad que ha venido a traer sufrimiento y muerte, y también potencialmente traerá efectos secundarios en pobreza, hambre, y otro tipo de enfermedades. Sin embargo, como lo dictan las filosofías orientales, todo problema es en realidad una oportunidad. Y no solo una oportunidad de negocios, sino una oportunidad de adaptación, cambios, mejoramiento y evolución hacia nuevas formas de vivir, de actuar, de gozar y sufrir, de viajar, de comprar y vender, entre otros muchos aspectos de la vida.
Los que tenemos el privilegio de estar viviendo este momento, y estamos en posición de impulsar esos cambios mencionados a través de nuestras empresas, organizaciones y proyectos, podemos aprovecharlo para repensar nuestro quehacer con tal de acoplarnos a la nueva realidad, a través de mejoras marginales en lo que hacemos o, en contraste, del diseño de nuevos productos y/o servicios desde una perspectiva radicalmente diferente, que permita agregar valor a un mundo que está y seguirá cambiando rápidamente.
Llevar adelante estos cambios pasa no solo por la voluntad y el arrojo de hacerlos, sino por usar una metodología que permita gestionar a la vez las actividades actuales que generan los recursos de corto plazo, junto con la ideación, validación y puesta en marcha de las nuevas iniciativas, de tal forma que permita el uso eficiente de recursos, como el dinero y el tiempo. No es fácil gestionar el día a día en paralelo a la gestación de nuevos proyectos, pero hay esquemas de trabajo probados que permiten hacerlo de una manera eficiente y con riesgo moderado.
Otro ángulo de la oportunidad coyuntural que tenemos ante nosotros es el poder desprender de la actividad actual, o hasta iniciar completamente, iniciativas escalables que no dependan de altos gastos fijos o inversiones enormes, aprovechando la inevitable e impostergable tendencia a la digitalización, al trabajo a distancia, a las compras virtuales, a la educación a distancia, y otras muchas tendencias emergentes y con rápida adopción. La escalabilidad es un término poco conocido aún, pero muy usado por empresas que todos hemos visto o utilizado, tales como Uber, Airbnb, Degusta, Appetito24, entre otras, que permite escalar la empresa u organización a grandes tamaños, sin necesidad de crecer en la misma proporción en gastos fijos. La escalabilidad es una ciencia, estudiada ya por un par de décadas al menos, de la que se desprenden metodologías potentes y probadas que permiten diseñar y gestionar proyectos, empresas u organizaciones escalables de forma exitosa.
El mundo está cambiando, quizás de una de las peores formas posibles, pero esto nos presenta la oportunidad de ser protagonistas de la inevitable evolución que está ocurriendo, para mejorar la vida de la gente, cambiar la forma como funcionan las industrias, o incluso la creación de nuevas industrias, siempre agregando más valor a la sociedad y, por ende, capturando parte de ese valor para crear riqueza. ¿Seremos parte o solo testigos del cambio?