Durante los últimos años hemos escuchado la palabra innovación de una forma exagerada. Si le preguntamos a diez ejecutivos de alto nivel por el significado de dicha palabra, casi seguramente obtendremos diez definiciones distintas. Es un término con una definición difusa, pero que -paradójicamente- ejerce una atracción potente para ser incorporada en las estrategias y en las declaraciones de misión de muchas compañías y organizaciones.
Probablemente la mejor definición de innovación que he escuchado en los últimos quince años, y que permanece vigente, es aquella que mezcla dos conceptos: nuevo y útil. Es decir, la innovación es toda gestión que lleve a hacer cosas nuevas y útiles. Muy simple definición, casi pueril, pero es la que mejor encaja con lo que por experiencia considero es la innovación.
Esto quiere decir que, por ejemplo, no todas las invenciones pertenecen al ámbito de la innovación. Solo aquellas invenciones para las que se encuentra un uso práctico pueden considerarse innovaciones. Ahora, ¿a qué le llamamos uso práctico? Pues a todo aquello cuyo uso es adoptado por los seres humanos, en cualquier ámbito y alcance, porque mejora la calidad de vida, ya sea por rapidez, eficiencia, confort, placer, salud, estética y cualquier otro criterio de mejora.
De igual manera nos referimos a la innovación en productos y servicios, que solo puede ser reputada como tal si ocurre la adopción por parte de colaboradores y/o clientes. En muchos casos para ser una innovación exitosa, debe demostrarse -más allá de la adopción creciente (tracción) por parte de los clientes- su beneficio medible en ahorros o ganancias para quien adopta su uso.
Todo intento de hablar de transformación digital, metodologías de innovación, o de otros movimientos relacionados a la adaptación a los tiempos, sin fundamentarse en el corazón conceptual de la innovación, está condenado al fracaso, por dejarse llevar por tendencias y modas vacías. La innovación es la fuerza principal de la evolución social, en todos los ámbitos, pero solamente cuando produce bienestar y mejoras. Lo demás son cuentos.